EL estilo industrial esta presente en muchos espacios corporativos, en su mayoría oficinas de empresas de tecnología. A través de este estilo se busca optimizar el espacio de trabajo y convertirlo en un área funcional donde prime la creatividad y el estilo moderno.

El diseño se asemeja al de una fábrica y nació en la década de 1950 cuando miles de inmigrantes y artistas, debido al bajo presupuesto, se vieron obligados a usar como viviendas locales comerciales que habían cerrado. Se trata de plantas abiertas, en su mayoría libre de columnas, compuestas por elementos como campanas de iluminación industrial, tabiques de vidrio repartidos, paredes de ladrillos y una paleta de colores fría con tonos gris, cobre y negro.

En la actualidad suele ser común que startups y empresas de tecnología busquen desarrollar sus espacios en edificios con un toque industrial y de fábrica. Un ejemplo de esto son las diferentes empresas de tecnología de Silicon Valley que instalaron sus primeros espacios en garajes. Lo rústico y la simplicidad se convierten en elementos ideales para los nuevos espacios de trabajo.

Es común apreciar el diseño industrial en inmuebles de hasta más de 3 metros de altura de piso a techo, una altura que permite que el espacio sea muy iluminado. Buenos Aires es una de las ciudades donde se pueden encontrar oficinas con este estilo. Varias empresas con sede en Argentina se instalaron en viejas fábricas, terrenos abandonados y depósitos. Se pudieron adecuar estos espacios olvidados en oficinas corporativas con diseño industrial moderno.

Esta tendencia abarca materiales como la madera, el hierro, el acero y el hormigón, lo que permite crear el toque industrial al espacio. Estas oficinas cuentan con una gran variedad de espacios abiertos que sirven para la colaboración y la comunicación entre los colaboradores. Se diseñan áreas cerradas y tranquilas para facilitar la concentración, espacios para que se puedan reunir los equipos pequeños y también zonas de encuentro informal.